La vida es un cambio constante, no hay nada estático, esto en teoría lo podemos saber, intuir o tener más o menos claro, pero en la práctica, y en nuestro yo interno y emocional hay algo que nos impide aceptar los cambios con soltura y tranquilidad. En ocasiones no logramos distinguir si es solo un evento en particular el que nos asusta o son el cumulo de cambios que en los últimos tiempos experimentamos, y esto nos lleva a sentirnos caminando sin rumbo, sintiendo que no pertenecemos a ningún lugar, que no hay quien nos entienda o en quien apoyarnos para salir de esa situación; llegando a la parálisis, a la imposibilidad de movernos y salir de donde nos sentimos cómodos sin permitirnos aventurarnos en lo desconocido y perdiéndonos quizá la oportunidad de conocer y reconocer nuevos mundos, nuevas perspectivas, nuevas oportunidades.
Necesitamos soltar y liberarnos del miedo que nos paraliza y que no nos deja ver las cosas con claridad; ¿Cómo logramos esto? … El proceso terapéutico es una herramienta poderosa para comenzar a trabajarlo, cuando nos permitimos explorar nuestros pensamientos, emociones y reacciones a todo aquello que nos ocurre y los cambios que experimentamos en la vida, podemos entonces entender por qué el cambio nos resulta complicado de enfrentar y encontramos la mejor forma de reconocerlos, afrontarlos y responder a ellos; responsabilizarnos de nuestras emociones y acciones frente a estos y con ello vivir los cambios de manera positiva y constructiva.
El acompañamiento terapéutico nos permite entonces recorrer el camino y sus cambios en compañía de aquel que desde el exterior de nuestras emociones y acciones nos brinda una perspectiva diferente, una distancia saludable que permite ver las situaciones de manera objetiva y con mayor claridad, dándole nombre a lo que nosotros inmersos en la emoción del miedo frente al cambio no podemos expresar y así llegar a la aceptación, con el aprendizaje emocional que nos permita transitar en esta vida desde la salud y la felicidad.