Si bien no ha sido fácil en muchos aspectos, uno de ellos fueron los sismos acontecidos en nuestro país, los cuales nos sacudieron física y emocionalmente, debemos reconocer que destacó en las personas una parte de mucha entrega y amor hacia el prójimo, sin que éste fuera un familiar o amigo cercano precisamente. Como sociedad debemos agradecer esas pequeñas o grandes muestras de solidaridad, lo cual se traduce a que cada uno puede contribuir al bienestar del otro de distintas maneras impactando a su vez en la relación que se tiene. Mi reflexión lleva a no esperar situaciones trágicas para empezar a movilizarnos en mejorar la relación con los otros y a compartir con ellos nuestras fortalezas (rasgos de personalidad, valores, etc.) descubriendo una mejor manera de vivir.
Estimado lector te invito a que no dejes pasar un día sin agradecer la fortuna de vivir y aceptar las experiencias de vida que forman parte de nuestra historia; te invito a que te regales un espacio para reflexionar ¿qué aprendiste?, ¿qué fue lo mejor de tu día? y quizás ¿en qué necesitas mejorar? A todos nos pasa el tener días muy difíciles en los cuales nos sentimos confundidos, agobiados, desgastados y en ocasiones externar nuestras ideas con alguien ajeno a nuestro contexto diario que no te juzgue, puede ayudar a encontrar claridad en dichos momentos. Un dialogo terapéutico con un psicólogo o especialista de la salud puede ser de gran utilidad.
No obstante, tenemos libre albedrío para decidir cómo y cuándo empezar a trabajar aquellas situaciones personales que no nos permiten estar tranquilos o en armonía con el entorno, solo no descartes la oportunidad de que cada uno de tus días sea mejor que el anterior, procurándote y mejorando tu relación con tus seres queridos, amigos y compañeros.
¡Feliz año nuevo y mil gracias a todos mis consultantes por compartir y confiar sus experiencias de vida con una servidora!