Hasta la fecha el concepto de familia, esta comúnmente asociado a la configuración integrada por un padre, una madre y uno o más hijos, a la que se le ha nombrado familia nuclear. Esta configuración se ha asociado a una dinámica “ideal”, debido a que se ha pensado que por estar los padres juntos pueden proveerle a sus hijos una formación “integral” e incluso si son una pareja heterosexual pueden brindarles un “mejor” ejemplo.

No obstante, siempre han existido diversas configuraciones familiares en las que se integran miembros de dos o mas generaciones, y no sólo se ha limitado a los padres e hijos, también se han observado configuraciones con abuelos, tíos, primos, etc. Familias que se han gestado por distintas situaciones como puede ser la muerte inesperada de alguno de los padres, la migración de uno o ambos padres a otro país, la movilidad interna entre estados que ha impulsado que se albergue a otros familiares dentro del hogar, algún proceso de enfermedad en algún miembro de la familia, así como incorporar a la dinámica familiar un abuelo o adulto mayor que requiera del cuidado de su familia o bien para que colabore en el cuidado de los integrantes más pequeños, sólo por mencionar algunas circunstancias.

En la actualidad se busca reivindicar estos modelos de familia diversos, a través de realizar cuestionamientos hacia la heteromormatividad así como a la idealización de la pareja, lo cual ha permitido reconocer y validar las configuraciones familiares entre parejas del mismo sexo, familias sin hijos, familias de una pareja con mascotas, familias unipersonales (se integran de un adulto), entre muchas otras.

De acuerdo a lo anterior, es importante ampliar el concepto de familia a nivel social, para concebir y validar los diferentes tipos de familias que existen, y que podamos cuestionar que no sólo hay un modelo “ideal” de familia y que por ende las demás configuraciones NO son “disfuncionales” sólo porque no cumplen con ese modelo, ya que eso, hace sentir a las familias y a sus miembros como “anormales”, “avergonzados”, “criticados”, generando dolor y enojo por no cumplir con lo “esperado”.

Es importante destacar que el mayor valor que radica en las familias es la calidad de las relaciones que se establecen en su seno, el amor, la comprensión, el apoyo, la tolerancia y la aceptación, las cuales permiten que sus miembros se desarrollen de manera integral, más que estar pendientes de si cumplen con la “norma” o no.

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